La cabeza gacha
las manos firmes.
El cuerpo céltico.
De vuelta al revés del piso.
Ay Pierre!
Donde quedan los cubos de mi geometría?
Donde la escara de la luna?
Adónde están ahora tus colores?
En mis zapatos?
Debo exigirte…
Vamos!
Abramos la jalea de la hemoglobina,
despacio, bien despacio.
Los fantasmas bulimicos de los Picassos,
no deben enterarse,
todavía.
Debo preguntar
¿deberé dar sepultura a mi brillo?
Tu,
Pierre,
que todo lo sabes,
Anda, ¡dímelo!
no me dejes fofa en el exilio,
no te marches,
¿Me escuchas?
Quiero ser libre.
Me pareció un lindo texto.
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