ANTI REAL! ¡ANTI REAL! ES EL DESEO DE AYER Y PARA SIEMPRE ¡QUIERO GANAR EL CIELO! ¡TENGO MIEDO DEL INFIERNO! MANIFESTABUNDO ME ENCONTRABA REPOSANTE, Y MANIFESTANTEDECLARÉ ¡NOSOTROS!
Lo logré otra vez, Me las arreglo — Una vez cada diez años. Especie de fantasmal milagro, mi piel Brillante como una pantalla nazi, Mi diestro pie Es un pisapapel, Mi rostro un fino lienzo Judío y sin rasgos. Descascara la envoltura Oh, mi enemigo, ¿Aterro acaso? — ¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes? El apestoso aliento Se desvanecerá en un día. Pronto, muy pronto, la carne Que la tumba devoró Se sentirá bien en mí Y yo una mujer que sonríe. Tengo sólo treinta años. Y como gato he de morir nueve veces. Esta es la Número Tres. Qué desperdicio Eso de aniquilarse cada década. Qué millón de filamentos. La multitud mascando maní se agolpa Para verlos. Cómo me desenvuelven la mano, el pie — El gran desnudamiento. Damas y caballeros. Estas son mis manos Mis rodillas. Soy tal vez huesos y pellejo. Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer. La primera vez que sucedió tenía diez. Fue un accidente. La segunda vez pretendí Superarme y no regresar jamás. Oscilé callada. Como una concha marina. Tenían que llamar y llamar Recoger mis gusanos como perlas pegajosas/ Morir Es un arte, como cualquier otra cosa. Yo lo hago excepcionalmente bien. Lo hago para sentirme hasta las heces. Lo ejecuto para sentirlo real. Podemos decir que poseo el don. Es bastante fácil hacerlo en una celda. Muy fácil hacerlo y no perder las formas. Es el mismo Retorno teatral a pleno día Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal Y divertido: 'Milagro!' Que me liquida. Luego una carga a fondo Para ojear mis cicatrices, y otra Para escucharme el corazón – De verdad sigue latiendo. Y hay otra y otra arremetida grande Por una palabra, por tocar O por un poquito de sangre O por unos cabellos o por mi ropa. Bien, bien, está bien HerrDoktor. Bien. Herr Enemigo. Yo soy vuestra obra maestra, Su pieza de valor, La bebe de oro puro Que se disuelve con un chillido. Me doy vuelta y ardo. No creas que no valoro tu gran cuidado. Ceniza, ceniza — Ustedes atizan, remueven. Carne, hueso, nada queda 00 Una barra de jabón, Una alianza de bodas. Un empaste de oro. Herr Dios, Herr Lucifer Cuidado. Cuidado. Desde las cenizas me levanto Con mi cabello rojo Y devoro hombres como el aire.
SyLvIA pLaTh
"MORIR es un arte, como todo / yo lo hago excepcionalmente bien." La extraña y sobrecogedora jactancia de estas líneas de "Lady Lazarus", uno de los más célebres poemas de Sylvia Plath, remite sin embargo a la reflexión inevitablemente complementaria: vivir es también un arte, tan difícil como morir, y Sylvia Plath padeció su vivir como un arte descuartizador al cual nunca escamoteó su terquedad indomable, su equivocado coraje, el tenaz voluntarismo típico de los años 50, que ejerció sin desmayo a través de sus brillantes y trágicos treinta años. Producto del elegante y exigente Smith College, precoz ganadora de premios y concursos, incisiva, ambiciosa y enormemente dinámica, Sylvia Plath parece haber sabido desde el principio, sin embargo, que a través de su infatigable carrera hacia la obtención de un prestigio poético excepcional, lo que la aguardaba no era la consagración final sino aquel fatal desenlace"